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« : 15 de Agosto de 2008, 12:33:59 »
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Louis Vincent Thomas
La muerte es natural, cotidiana, aleatoria y universal. Natural, a pesar de serlo, el ser humano la sigue viendo como una agresión o accidente que nos toma desprevenidos. Cotidiana, puesto que todos los días se mueren personas a nuestro alrededor y sin embargo siempre nos parece lejana y que son otros los que mueren y no nosotros o nuestros seres queridos. Aleatoria, pues sigue siendo impredecible e indeterminable, por lo que la certeza de que todos vamos a morir se suma y enfrenta a la incertidumbre de cuándo, imprevisible. Universal, pues todo lo que vive, todo lo que es, está destinado a perecer o a desaparecer, pero también es única, ya que ninguna persona puede ocupar el lugar de otra cuando le llegue el momento de su muerte.
Louis Vincent-Thomas
La muerte biológica o desaparición del individuo vivo y reducción a cero de su tensión energética consiste en la detención completa y definitiva, es decir irreversible, de las funciones vitales, especialmente del cerebro, corazón y pulmones; a la pérdida de coherencia funcional sigue la abolición progresiva de las unidades tisulares y celulares. La muerte opera, pues, a nivel de célula, del órgano, del organismo y, en última instancia, de la persona en su unidad y especificidad implica, en consecuencia, el retorno de los elementos constitutivos al fondo común de la biosfera, fuente permanente de vida renovada. Por qué morimos, de qué morimos, cómo morimos siguen siendo las preguntas fundamentales a las que resulta difícil dar respuesta.
Louis-Vincent Thomas. La muerte, 1991: 21-22
Lo único permanente en la vida social es el cambio, y la verdadera realidad no es más, por inmutable que sea, de hecho imita porque es real. Pensar la muerte, el morir, el duelo y los procesos relacionados con la misma, implica pensar acerca del pensar mismo. Pero el ser mortal resta patetismos otorgando cercanía, donde la sociedad y la cultura de la muerte intentan recrear una realidad que recale en nuestra propia condición, con nuestra vida, nuestra salud y nuestra muerte. Somos partidarios de esta tradición en presente que entre todos reconstruimos permanentemente.
Alfonso García. Abril de 2004
(Este memorial fué enviado el 12 de enero de 2006 por Alfonso García)
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