Un humanista por tanto tiene fe en la inteligencia del hombre para traer sabiduría y comprensión al mundo y poder resolver los problemas morales de libertad, tolerancia, justicia y felicidad. Por la relación estrecha entre cuerpo y mente, es inevitable para el humanista, que al morir, la vida de una persona se termine por completo.
Por tanto, no creen en la inmortalidad; el énfasis humanístico en la realización en esta vida conduce a una concentración de esfuerzo por resolver los problemas de dolor, sufrimiento y muerte que buscan limitar ese nivel de realización. Este motor para la investigación y el descubrimiento también está presente en otros sistemas de creencias como el cristianismo, en donde se sostiene que el alivio al dolor y una muerte digna son importantes (Sherr, 1992) y asimismo, estas son las ideas de la Tanatología, en donde el buen vivir y el bien morir son un todo íntegro.