Fundado en 1841 a petición del los extranjeros residentes en ese país, para 1886 queda edificado el cementerio para los extranjeros, pues los guayaquileños tenían la costumbre de enterrar a sus muertos en la isla de Puná.
Años más tarde, a raíz de problemas para enterrar a católicos y protestantes en el mismo lugar, surgió la necesidad de edificar un nuevo cementerio a 200 metros del primero, con el afán de evitar “el contagio póstumo”.
El cementerio está circundado por “las calles de los lamentos” y “la calle de la Amargura” pues a su paso están ubicadas todas las instituciones que tienen relación con enfermedades, orfandad, vejez y muerte.
Este lugar cuenta con más de 720.000 edificaciones entre mausoleos, nichos, bóvedas y sepulturas comunes, en la actualidad se siguen construyendo más al fin y al cabo son espacios que siempre tienen clientela segura…
Fuentes: http://www.diario-extra.com/noviembre/dia19/html/especial1.asp