Los cementerios forman parte de nuestra historia, son el resultado del esfuerzo de muchas generaciones que pusieron su trabajo en la realización y mantenimiento por lo tanto tienen un valor histórico-artístico. A través de ellos podemos conocer la evolución de un pueblo en los planos social y artístico.
En el municipio de Tijarafe el cementerio definitivo se termina de construir el 30 de agosto de 1863, y digo definitivo porque antes de está fecha se fue cambiando de lugar debido a diversos problemas, tales como, se enterraba al lado de la iglesia y producían focos de enfermedades, el cementerio estaba al lado del poblado y en aquella época había que alejarlo del poblado.
El cementerio de Tijarafe presentaba unos modelos arquitectónicos básicos; altas tapias y una puerta de acceso, delimitando un espacio cuadrangular, por lo general, lejos del centro de la población.
Pero este no va hacer el cementerio definitivo unos años después se eligen el Lomo de Juan Luis para la construcción del nuevo y definitivo cementerio. Para ello se elabora un informe sobre las condiciones higiénico-sanitarias del lugar. En 1946 se decide pedir permiso para enterrar cadáveres en el nuevo cementerio municipal en vista de que estaba terminado. Además era urgente debido a que el anterior no tenía ni capacidad ni condiciones higiénicas para realizar los enterramientos. En febrero de 1947 se deciden hacer nuevos nichos y tapar las casas de dicho cementerio. Recibiéndose en octubre de este año la aceptación por parte del Gobernador Civil que autoriza cerrar el viejo y abrir el nuevo.
El nuevo cementerio está aun inconcluso y se siguen realizando obras de acondicionamiento y mejora hasta la actualidad, en donde se proyecta su ampliación hacia el oeste.
LA HISTORIA DE TIJARAFE, (Antonio Pérez Pérez), Agosto 2005.