¿Sabías que…?

La urna cineraria. Tras las incineraciones, las cenizas de los fallecidos se suelen guardar en urnas cinerarias. Una vasijas habitualmente redondeadas, provistas de un espacio vacío en su interior, que para muchos representa la femineidad.

Las urnas con tapa constituyen para los budistas un símbolo de buena suerte, según sus creencias, así como de inteligencia suprema, que triunfa sobre la vida y la muerte.

La llama eterna. en la tumba del soldado solitario hay una llama eterna que no se apaga nunca como recordatorio para todos los soldados desconocidos muertos en alguna batalla.

En distintas capitales del mundo, la tumba del soldado desconocido es un monumento a los caídos durante la guerra.

Quemar cuadrados de papel. En los funerales chinos existe la costumbre de quemar en los hogares cuadrados de papel coloreado para dar buena suerte al alma del difunto en su viaje al más allá.

Sabias que el cuervo, en la religión cristiana, es profecía de mal agüero, aunque paradójicamente en otras culturas represente un símbolo favorable de sabiduría, de fertilidad y de creación. En oriente: China, Persia y Japón, es mensajero de los Dioses y símbolo del sol.

Es considerado un precursor que anticipa la guerra y la muerte, probablemente por su intenso plumaje negro, asociado con la oscuridad y la noche. Color por otro lado del luto y las penas, del inframundo y las tinieblas.

En la Edad Media era símbolo de mortalidad, de ahí que se crea popularmente que ronda cementerios y presagia la muerte.

Entre los indígenas de Norteamérica se le tenía por sabio y astuto.

La bandera a media asta. La costumbre de izar la bandera a media asta como símbolo de luto se inició en el siglo XVII.

Dejando el extremo superior del asta libre para una bandera invisible que simboliza la muerte.

Esta antigua tradición no sólo sigue vigente sino que se considera como un símbolo internacional.

La muerte. Arcano decimotercero del Tarot. Esta imagen presenta la conocida alegoría del esqueleto, pero aquí contra lo acostumbrado, maneja la guadaña hacia el lado izquierdo.

Los huesos no son grises sino rosados. El suelo está sembrado de restos humanos, pero éstos como en las leyendas y cuentos folklóricos, presentan los caracteres de los

vivos. Todo el arcano tiende a la ambivalencia, marcando la transición de un estado a otro. Pudiendo significar el final de una etapa de la vida y el comienzo de otra nueva.

Cada una de las fases va acompañada de otros profundos cambios interiores. La muerte se ilustra con una guadaña, con la que sale a segar la vida de los hombres.

No es la última carta sino que señala la transición entre la primera y la segunda parte de la baraja.

La mitología griega la hacía hija de la noche y hermana del sueño.

Horacio la representa con alas negras y una red con la que cazaba las víctimas, red idéntica a la de los dioses uránicos y a la del gladiador romano. La muerte se relaciona con el elemento tierra y con la gama de colores que van del negro al verde pasando por los matices terrosos. El estiércol está asociado con su simbolismo.

La rueda. Artefacto elemental que se origina en el círculo, el cual simboliza, entre otras cosas, la integridad, la indivisibilidad de toda vida. Nada puede añadirse o extraerse a un círculo, es perfecto en sí mismo, en el constante ciclo del cambio.

De la misma manera el hombre en su naturaleza esencial, es todo y está completo. La rueda es uno de los principales símbolos del budismo. La rueda de los ocho rayos es el emblema de los Ocho Nobles Senderos que conducen a la iluminación.

Encima de la rueda de la vida budista está el reino de los cielos, seguido del reino de los titanes (dioses envidiosos), los fantasmas hambrientos (espíritus ligados a la tierra), los animales y la humanidad. El que sostiene la rueda es Yama, señor de la muerte, que todo lo devora.

En el centro aparecen los símbolos de los tres engaños que mantienen a los humanos en la rueda de la vida y alejados del nirvana: un gallo rojo (la lujuria), una serpiente verde (el odio) y un cerdo negro (la ignorancia).

Hilo. El hilo es el símbolo de la vida, y del destino humano hilado por una fuerza divina.

En la mitología griega Ariadna le entregó a Teseo un ovillo de hilo para que escapara del laberinto.

También según la mitología griega, la parca eran tres deidades hermanas: Cloto, Láquesis y Artropos, representadas con figuras de viejas, de las cuales, la primera hilaba, la segunda devanaba y la tercera cortaba el hilo de la vida, controlando así el destino de las personas desde la cuna hasta la tumba.

Según la creencia hindú, este mundo está conectado con el más allá mediante un hilo, y de hecho los hindúes de casta elevada visten con tejidos de hilo sagrado.

Corona Roja. Las amapolas rojas son el símbolo de soldados muertos en las dos guerras mundiales, debido a una asociación con el poema escrito por el poeta canadiense John McCrae el cual dice: “En los campos de Flandes donde florecen las amapolas, entre cruces y cruces a solas…”

La amapola también es un símbolo de sueño.

Por otro lado el círculo ha sido considerado desde tiempos muy remotos como un símbolo de divinidad masculina, apareciendo más tarde como una aureola sobre las cabezas de ángeles y santos.

También representa lo infinito, la perfección, la eternidad, sin principio ni fin, y en algunos casos se emplea como símbolo de Dios.

Iliá Ilich (Élie) Méchnikov, Miéchnikov o Metchnikoff. Nació el 16 de mayo de 1845 en la ciudad rusa de Ivanovka. Estudió en Giessen, Gotinga y Munich, obteniendo la Cátedra de Zoología de Odessa. Fue profesor de Anatomía Comparada en la Universidad de San Petersburgo y en 1882, por motivos políticos, abandonó Rusia trasladándose a Mesina, Viena y, por último, a París, en donde trabajó en el Instituto Pasteur a partir de 1887, estudiando principalmente el cólera, la sífilis y la tuberculosis.

Posteriormente se dedicó a estudiar el envejecimiento, al cual consideraba como un proceso de intoxicación crónica. Murió en París el 16 de julio de 1916.

Metchnikov realizó descubrimientos básicos para el desarrollo de la inmunología moderna, describió el desarrollo de la fagocitosis y formuló la teoría que lleva su nombre, según la cual, cuando una bacteria ataca al organismo, los leucocitos mono y polinucleares se transforman en fagocitos protectores.

Fue premio Nóbel de medicina con Paul Ehrlich en 1908.

Es conocido dentro de la tanatología, ya que en su conferencia al recibir el Nóbel se posicionó a favor de ciencias que se encargasen del estudio de la vejez y la muerte, la gerontología y la tanatología.

 

El Sicomoro. Para los egipcios fue el árbol celestial y una forma de la diosa Nut. Sus hojas proyectan una sombra que simboliza la paz y el descanso de la vida ultraterrena. El fruto contiene una sustancia lechosa, por lo que se asocia con la fertilidad y el alimento.

La Danza de la Muerte. Es la representación medieval desde la inexorabilidad de la muerte que iguala el destino de todos los hombres. Una procesión de figuras que simbolizan las diversas clases sociales, desde el Papa hasta el campesino, cada uno junto a un esqueleto, bailan juntos hacia la tumba como demostración de un mismo final. De acuerdo con otra creencia popular de la Edad Media, los muertos se levantan a medianoche para danzar en el cementerio. A menudo ambas versiones se entremezclaban.

Máster Universitario en Cuidados al Final de la Vida

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