El presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el Dr. Alfredo Carrato, advirtió de la necesidad existente de que los médicos de Atención Primaria tengan un mayor acceso a los mórficos, ya que en el panorama actual, los pacientes oncológicos no pueden acceder a estos tratamientos si no acuden al hospital, lo que hace que su dolor no esté bien controlado.
“Los pacientes oncológicos pasan la mayoría de su enfermedad en casa, no hospitalizados, por lo que es el médico de familia quien puede tratar y controlar el dolor derivado de la patología y éste no tiene facilidad para conseguir mórficos, por lo que el paciente se ve obligado a acudir al hospital”, explicó el Dr. Carrato. “Un mayor acceso a estos fármacos y un sistema de formación continuada y coordinada con el oncólogo beneficiaría a los pacientes y evitaría huecos entre el hospital y la medicina primaria que fomentan la aparición de asociaciones y ONG que enmarañan el sistema sanitario”, puntualizó.
El 40% del total de las personas con cáncer padecerá dolor en algún momento de evolución de su enfermedad, cifra que supera el 80% en las fases avanzadas del cáncer. De hecho, más de la mitad de las consultas en oncología médica se producen por esta causa. El dolor de estos pacientes se caracteriza por ser crónico, persistente durante más de tres meses, nociceptivo -se origina en la piel, mucosas, músculos, huesos o articulaciones-. En el 80% de los casos el dolor proviene del tumor y sólo en el 20% restante se asocia a los tratamientos como la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia.
“El dolor es el síntoma más prevalente de las patologías oncológicas, pero también tratable y controlable con medicación -en el 85-90% de los casos-, esto es, tenemos herramientas para ello y por tanto es una responsabilidad ética que los pacientes, se curen o no, tengan un sistema sanitario capaz de controlar su sufrimiento”, aseveró el Dr. Javier Cassinello, jefe de la Sección de Oncología Médica del Hospital Universitario de Guadalajara. “No hay que esperar a que el paciente esté al final de la enfermedad para preocuparse para el dolor porque un buen control en las fases iniciales disminuye el dolor en la fase final”, añadió.
Así, los expertos recalcaron que la utilización de opiáceos no debe ser vista por pacientes ni por médicos como un recurso asociado a la fase terminal. La utilización de estos medicamentos, comentó el Dr. Cassinello, no tiene que ver con la sedación terminal y además, tanto pacientes como profesionales deben de desechar mitos como que los mórficos producen dependencia, depresión respiratoria, descontrol mental o es solo para terminales.
Al bajo consumo de opioides mayores en España se une el carácter subjetivo de este dolor, el desconocimiento de las causas del mismo y la coexistencia de diferentes dolores en un mismo paciente. El resultado es, según el Dr. Carlos Campa, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital General de Valencia, que todavía no se ha logrado un control óptimo del dolor en pacientes oncológicos.