Historias de Vida

Rompiendo El Silencio (Myrna Zayas-BáEz)

Entre las experiencias de trabajar con pacientes de enfermedades avasalladoras, a veces nos encontramos con seres especiales que mantienen una armonía personal y espiritual, que constituyen una fuerza para seguir adelante.

Todos los que nos confrontamos con una situación de crisis, pasamos por ciertas etapas que nos son comunes experimentar: Conmoción, Negación, Rabia, Regateo, Depresión y Aceptación… Estas etapas no ocurren en un orden específico y pueden repetirse. En nuestros sentimientos también estarán el llanto, la culpa, la hostilidad, la ansiedad, el pánico; y quizá podremos perder el interés en las actividades corrientes o trabajar sin descanso.

La respuesta que tengamos a la situación nos hará más fuerte o más débil. Para poder superar y combatir estas crisis o enfermedades, es necesario que hablemos de ellas. Las veamos como algo real y las ataquemos como un Conquistador en los tiempos de guerra.

Este es el caso del Sr. Edgar Lloréns, a quien tengo el honor de conocer. Y sin tabúes ante su enfermedad nos cuenta:

“Hace casi cuatro años perdí a mi único hermano, víctima de un cáncer de la próstata. Tenía sólo 69 años y siempre gozó de excelente salud, hasta que le diagnosticaron el cáncer. Hizo varios viajes a MD Anderson Hospital en Houston, Texas. Pero a pesar de recibir los mejores tratamientos de radiación y quimioterapia, el cáncer había hecho metástasis a los huesos y murió la víspera del Día de las Madres en 2002.

“Quizá por esa experiencia tan triste, el año pasado, para el mes de julio, me hice las pruebas de PSA (Prostate Specific Antigen). Ésta reveló un nivel de 6.9. El nivel normal es de cero hasta cuatro. Lo más alarmante fue que el año anterior esta prueba había revelado 3.9. Mi médico internista me recomendó visitar un urólogo. Desde ese momento yo me convencí que tenía cáncer. No sé porqué, pero anuncié a toda la familia que tenía cáncer.

“La biopsia que hizo el urólogo confirmó que en efecto era cáncer. Fui a recibir el diagnóstico con mi esposa, pues no sabía cuál sería mi reacción al confirmar la noticia. Cuando el urólogo dijo que en efecto “tenía cáncer” me afectó como el que dice “está lloviendo”. Creo que fue así, pues ya me había convencido que tenía cáncer.

“El urólogo nos dijo que dentro de la mala noticia, era alentador que el índice de agresividad del cáncer, que se mide por una escala llamada Gleason, era sólo de seis . Queriendo éste decir que sólo era medianamente agresivo.

“El cuento es largo, pero para acortar, les digo que después de considerar varias opciones decidimos ser tratado con radiación modulada en intensidad llamada IMRT, (Intensity Modulated Radiation Therapy).

“Lo más doloroso es que para poder entrar en tratamiento de radiación me tuve que someter a una operación de hemorroides, de la cual había padecido por años. Esta operación es bastante inocua, pero la recuperación es una pesadilla por lo dolorosa y lenta.

“Luego de haberme dado de alta el proctólogo, espero poder comenzar pronto el tratamiento de radiación. Como tardé unos tres meses en recuperarme de la operación, el urólogo–oncólogo decidió comenzar con un tratamiento de Lupron cada tres meses. Me ha complacido mucho que con estas inyecciones, las cuales me han puesto en dos ocasiones, el PSA me ha bajado a .04.

“Desde le punto de vista emocional, lo más difícil en enfrentar el cáncer no es la noticia de que uno tiene la enfermedad, lo peor es la incertidumbre de qué hacer.

“Amigos y familiares te hacen recomendaciones conflictivas y a veces alocadas. Peor al consultar un urólogo, un internista, un radiólogo, un urólogo-oncólogo y finalmente un radiólogo–oncólogo: recibes tantas recomendaciones e información que debes digerir y tomar decisiones vitales que te crea confusión y frustración.

“Cada médico recomienda según su visión, de acuerdo a su especialidad, y muchas veces te parecen conflictivas. Para el paciente es difícil, porque uno no tiene los conocimientos médicos para poder analizar y decidir.

“Cuando al fin decides los procedimientos y estableces las pautas a seguir, la situación se simplifica. Te ordenas mentalmente en lo que debes hacer, y enfocas tu energía en las metas. Una vez aprendes los detalles de tu enfermedad, y los médicos te explican qué esperar, la ansiedad baja. Hay unos médicos que explican mejor que otros y con más detalles. No tengas miedo en preguntar y no debes marcharte hasta tenerlo todo claro.

Para mí lo más vital es el apoyo de la familia. Mi esposa e hijos me han apoyado mucho. Mi esposa va conmigo a la citas y luego discutimos lo que nos ha dicho el médico para tener claro lo que se va a hacer. El personal que trabaja con los médicos en su mayoría da mucho apoyo y esperanza. Toda esta ayuda es bienvenida. A la verdad, que sin la ayuda de mi familia y el personal médico no creo que hubiese podido enfrentar esta crisis.

“También mi manera de ser me ha ayudado. Les explico: yo soy bien extrovertido y a cuanta persona encuentro en mi camino le digo: tengo cáncer de próstata. No escondo mi padecimiento ni siento vergüenza en hacerlo público. En mi oficina, en mi casa, con mis vecinos y amigos, todos saben que tengo cáncer.

Cuando me ven, me preguntan cómo estoy, y yo les cuento todos los sinsabores y detalles de mi Batalla Contra el Cáncer. Creo que el hacerlo público me ha ayudado a aceptar esta realidad y a no sentir miedo de lo que pueda suceder.”

¿Qué puede suceder? Será un sobreviviente de cáncer y un ejemplo para los que estén pasando esta misma experiencia.

Al final de esta vida material, saldremos de nuestra ropa (nuestro cuerpo) y podremos seguir creciendo a nivel espiritual. Seamos guerreros, no sin que sintamos miedo, sino superando las crisis a pesar de los sentimientos que puedan tratar de vencernos.

Una vez entendemos el verdadero sentido de la muerte, dejamos de sentir temor. Entendemos lo importante que es vivir cada momento para nuestro crecimiento personal y espiritual. ¿Recuerdan esto? “Amar al prójimo como a ti mismo”. La clave de este mandamiento es: TI MISMO.

Ayúdate, y Él te ayudará. Y serás capaz de amar y ayudar a los demás, creciendo así como persona, como ser espiritual y alcanzando la Paz. Tu MANERA DE SER nadie ni nada podrá arrebatarla de ti.

Espero que el Sr. Edgar Lloréns continúe compartiendo con nosotros sus vivencias, y se convierta en un ejemplo para aquellas personas que no se atreven a compartir el duelo (dolor) por el que están atravesando.

El día de tu muerte sucederá que lo que tú posees en este mundo pasará a manos de otra persona. Pero lo que tú eres será tuyo por siempre.
Van Dyke, Henry

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